Georges-Henri Carré

(Marchais-Beton, Yonne, 1878 – Paris, 1945)

Obras del autor

XIX-XX Francés

Georges-Henri Carré nace en 1878 en Marchais-Beton, una pequeña localidad de la Borgoña francesa. En su juventud, cursa los estudios preparatorios para acceder al Departamento de Arquitectura de la Escuela de Bellas Artes de París pero, aconsejado por su profesor de dibujo, opta finalmente por la Sección de Pintura.

Para ello, en 1896 se traslada a la capital francesa y asiste a la
, así como al estudio de Jean-Léon Gérôme (1824-1904), que abandonará para entrar en el taller de Jean-Paul Laurens (1838-1921) y Jean-Joseph Benjamin-Constant (1845-1902), donde descubre la vía del
. Más tarde entra en el taller del prestigioso Fernand Cormon (1845-1924), pintor y maestro de grandes artistas, entre ellos Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901) y Vincent van Gogh (1853-1890).

En 1906 es admitido en la
, en cuyo Salón recibirá una mención al año siguiente, muestra de que gozaba ya de gran reconocimiento; seguirá participando regularmente en el Salón hasta 1913.

Durante la Primera Guerra Mundial es movilizado y enviado al frente como topógrafo; en sus momentos libres realiza acuarelas con escenas desgarradoras que muestran la realidad de la vida en las trincheras. En 1917 fallece su mujer, dejándole solo con sus dos hijos; sufre una profunda crisis, que afectará a su producción artística.

Regresa a París a principios de la década de 1920. Las necesidades económicas le obligan a realizar una pintura más comercial. En 1926, por razones de salud, se traslada a la región de Puisaye. Allí retoma las escenas rurales; progresivamente va modificando su técnica -pinta mayormente a espátula, con una factura más vigorosa- y oscureciendo su paleta.

En el verano de 1927 vuelve a París; comienza un periodo de trabajo muy intenso, que durará hasta 1929, representando principalmente escenas de la vida parisina. Participa en el
y en el
, en los que hasta su muerte expondrá regularmente. Durante esos años, sus ventas aumentan considerablemente, destacando las adquisiciones por parte del Estado francés. Presenta numerosas exposiciones individuales y participa en colectivas junto a pintores tan importantes como Paul Signac (1863-1935), Raoul Dufy (1877-1953) o André Lhote (1885-1962), entre otros. Goza de la admiración de la crítica del momento.

En 1929 abandona la espátula para retomar el pincel; su pintura adquiere un tono más lírico. Comienza a pasar temporadas con su madre en Tonnerre, donde se instalará definitivamente a finales de 1935, manteniendo su actividad expositiva en París.

En el invierno de 1940, tras un viaje a la Provenza, su estilo cambia sensiblemente, comenzando un proceso de simplificación de su pintura que llevará al extremo en los últimos meses de su vida. A causa de su enfermedad, en otoño de 1944 deja Tonnerre para volver a París, donde sus hijos le cuidarán hasta su muerte el 25 de diciembre de 1945.