José Caballero

(Huelva, 1915 – Madrid, 1991)

Y luego no eras tú sino el mar que pasaba

1971

Oceana

Litografía sobre papel (106/210)

47 x 34,50 cm

Nº inv. 2052

Colección BBVA España


Esta estampación procede de Oceana, carpeta publicada en 1971 dentro de Tiempo para la alegría, una de las primeras grandes colecciones de bibliofilia contemporánea. Configurada por cuarenta y ocho títulos que vieron la luz entre 1963 y 1983, fue concebida y editada por Rafael Díaz-Casariego como testimonio del quehacer gráfico de los creadores del momento. Cada libro está conformado por una selección de textos de grandes figuras de la literatura española ─con dos excepciones, Edgar Allan Poe y Rainer M. Rilke─, acompañados por estampas y grabados de importantes artistas. La publicación ilustrada por José Caballero contiene catorce litografías a color, estampadas a mano y realizadas directamente sobre la piedra, que dialogan con la poesía de Pablo Neruda.

Ambos se conocen desde 1934, cuando Neruda llega a Madrid como cónsul chileno. Federico García Lorca, amigo común, les presenta el día después de su llegada. Neruda, once años mayor, será un referente artístico y de pensamiento para Caballero y otros jóvenes artistas que desde entonces permanecieron conectados.

Muy pronto se dan sus primeras colaboraciones creativas, y ya en 1935 el pintor ilustra el primer número de la revista Caballo verde para la poesía, fundada y dirigida por el escritor, que el año siguiente le encarga la ilustración de su libro Las Furias y las Penas, aunque debido al estallido de la guerra no llegaría a publicarse. En los años posteriores mantendrán la comunicación mediante el intercambio de cartas, fotografías y dibujos.

Cuando Neruda regresa a Europa como embajador de Chile en Francia (1970), los encuentros se hacen más frecuentes. Caballero viaja a París y durante estas visitas preparan la carpeta Oceana, que se imprime en menos de un año.

La dedicatoria manuscrita con la que Neruda da inicio al conjunto da cuenta de la profunda afinidad entre ambos autores y comenta el estilo de Caballero durante este periodo: “He confiado a José Caballero la designación de mi Oceana por razones infinitesenciales que nos conciernen: somos de algún modo contradictores sistemáticos, orgánicos, de nuestra época: en poesía o pintura, tinta o tintura, nos opusimos al núcleo maquinal del mundo y quisimos anticipar el reinado del sol. Mi camarada pintor antepuso discos de arcilla, de naranjas, sobre la creación del universo: yo le antepuse lluvia y océano, atmósfera araucana, taciturnos relámpagos. El hecho es que aquí nos cumplimos, en esta barcarola mía donde cantan caderas y cabelleras para alejarnos del asfalto y coronarnos de profundidad marina y femenina”.