Antoni Tàpies

(Barcelona, 1923 – 2012)

Retornos de lo vivo lejano VIII

1977

litografía sobre papel (XXVI/30)

56,3 x 76,2 cm

Nº inv. 30063

Colección BBVA España


La obra gráfica de Tàpies tiene un lenguaje propio cargado de simbolismo. El artista ha consolidado un vocabulario reconocible en el signo, el objeto, la caligrafía y la materia, todos ellos elementos esenciales en su composición.

Tàpies combina, como algunos de los artistas de su época, varias técnicas en una misma obra –
,
,
,
, carborundum,
, etc.-, lo cual resulta poco ortodoxo. Su heterodoxia es más evidente en las técnicas calcográficas, en las que se aprecian múltiples mordidas de ácido, reservas, sobrecalentamiento de los barnices para obtener un efecto de craquelado, resinas de un grosor mayor del habitual, por sólo citar algunos ejemplos. Incluso utiliza la ayuda de técnicas modernas de reproducción fotomecánica para aumentar la expresividad de su obra, incluyendo elementos como naipes o papel de periódico, recurso también utilizado por otros artistas.

Los signos los introduce en la obra de forma espontánea, aunque en ocasiones, tal como él mismo apunta, tienen un significado específico: “la A como inicio, límite; la T como estilización del crucificado y también como inicial de mi nombre. La cruz como lugar de encuentro de coordenadas… La A y la T juntas pueden significar la unión de mi nombre y apellido con el de Teresa, mi compañera.”

Estos ejemplares forman parte de una edición, titulada Retornos de lo vivo lejano, con poemas de Rafael Albertí y 15 litografías de Antoni Tàpies, realizada en 1977 bajo la dirección de Roberto Otero y Rafael Santos Torroella, de la cual se realizó una tirada aparte de 30 “suites” de litografías de mayor tamaño, firmadas por el artista y contenidas en carpetas numeradas en cifras romanas.