Antoine Vollon

(Lyon, 1833 – París, 1900)

Bodegón con langosta

segunda mitad del siglo XIX

acuarela y lápiz sobre papel

30,6 x 30,6 cm

Nº inv. 555290

Colección BBVA España



Es uno de los maestros que, fusionando su sensibilidad como artista con su técnica realizaron, al margen de corrientes pictóricas de la época, obras de gran delicadeza, actuando como adalid de una tradición sin ruptura.

Considerado en su época una figura excepcional dentro del mundo artístico francés, colmado de honores oficiales y vedette de los Salones de París, obtuvo medallas en 1865, 1868 y 1869 y una medalla de primera clase en la Exposición Universal de 1878. Fue oficial de la Legión de Honor y miembro del Académie des beaux-arts.

Su obra se caracteriza por el rigor en la captación de la realidad. Sus paisajes, ejecutados con rápidas pinceladas, dejan traslucir una pasión desatada. Sus cielos son luminosos o están sumidos en un claroscuro de tormenta, y sus hojas se mecen por el viento. Pintor de marinas, animales, figuras o escenas de género, abordó todos los temas con maestría. Su obra, de indeleble encanto, siempre fue apreciada por el público.

Como pintor de naturalezas muertas fue un fiel intérprete de la realidad, heredero de la destreza y la precisión de los antiguos maestros. El pescado fresco en la red, el plumaje de la codorniz, la ostra perlada, la rojez de un coral misterioso, la cornamenta y los reflejos en el pelaje de un animal; la calidad en la representación del vidrio de la botella, del utensilio de cocina, de la pieza de armadura o del resplandor del cobre, el cristal, la porcelana o el acero, todos ellos animados por el reflejo de la luz. Cualquier elemento es un motivo para la virtuosidad, todo le sirve de pretexto para deslizar el pincel sobre el lienzo y crear con una desbordante facilidad.

Tanto en esta obra y como en su pareja se repite el esquema compositivo. Sobre un plato de loza el artista nos presenta un producto del mar, bien un crustáceo -en el caso de la langosta- o moluscos bivalvos -unas perladas ostras. El primero lo acompaña de una frasca de vino y un limón, y en el segundo son las quisquillas y una copa de vino las que completan la composición.