Joaquín Vaquero Turcios

(Madrid, 1933 – Santander, 2010)

Poblado árabe

h. 1965

óleo sobre tabla

77,1 x 127, 2 cm

Nº inv. 1056

Colección BBVA España


Este óleo es un excelente ejemplo del legado de este artista dotado de gran capacidad de ingenio y experimentación.

A pesar de haber nacido en Madrid, hundió sus raíces en Oviedo, cuidad natal de su padre, el también artista Joaquín Vaquero Palacios (1900-1998), del que adquirió el gusto por la pintura. Viajó con su familia en numerosas ocasiones, pero fue determinante su estancia en 1950 en Roma, donde estudió arquitectura y experimentó el empleo de nuevas técnicas artísticas, como la pintura al fresco, la vidriera y el mosaico.

Su afán por la creación le convirtió en un artista de gran versatilidad. No solo se especializó en pintura, sino que también destacó como grabador, escultor y arquitecto, fusionando estas dos últimas disciplinas con la ayuda de materiales como el hormigón, el acero y la piedra.

Como él mismo expresó, su creación “es un proceso de enfoques sucesivos sobre una imagen básica”, lo que explica que su obra mantenga en términos generales una gran unidad basada en el diálogo entre
y figuración narrativa.

Poblado árabe pudo inspirarse en un viaje que realizó con su padre en el año 1956 por las riberas del Mediterráneo. En este lienzo se aprecia una cierta influencia poscubista que nos recuerda a Daniel Vázquez Díaz (1882-1969), maestro que tanto influyó en la obra de su padre. Aquí el artista logra un control ascético del paisaje, representando un pueblo mediante la superposición de casas blancas y terrosas que culminan en las dos torres recortadas en la lejanía. Aplica generosamente la pintura ayudándose de la espátula, lo que le permite lograr grandes volúmenes que dotan al conjunto de texturas de carga matérica muy diferente, esparcidas de forma aleatoria sobre el soporte.