Xavier Franquesa Llopart

(Barcelona, 1947)

Autorretrato

1982

óleo sobre lienzo

185 x 170 cm

Nº inv. 149

Colección BBVA España



El artista se representa a sí mismo siguiendo las leyes de su propia plástica. En donde deberíamos contemplar un rostro —dentro de las leyes del retrato, que no son sino las de plasmar los rasgos del personaje—, solo vemos trazos de color que se esparcen por el lienzo con violencia.

Precisamente es lo que pretende Franquesa. No nos muestra sus rasgos faciales, sino su carácter como artista. Willem de Kooning (1904-1997) decía de un conocido suyo: “no me acuerdo muy bien de él, pero lo que recuerdo es que su rostro tenía un aspecto muy abstracto”. Este retrato se aproxima a las palabras del artista americano, que influyó directamente en esta y otras obras de los ochenta del catalán.

Como se puede comprobar en Autorretrato, hay una gran influencia del
norteamericano, sobre todo en la gestualidad y el desgarro de la pincelada, desbordando los medios pictóricos en el lienzo.

Sobre un fondo blanco nacen trazos rosas, grises, negros y amarillos. Como sumergido entre pincelada y pincelada se nos presenta un semblante esquematizado, logrado gracias a furiosas pinceladas negras, que en su conjunto forman un rostro ignoto, casi malhumorado, de ceño fruncido.