Álvaro Delgado

(Madrid, 1922)

Composición

1960

óleo sobre lienzo

89,2 x 116,2 cm

Nº inv. 2102

Colección BBVA España


Esta composición se mueve en el ámbito de un expresionismo en el que son habituales las violentas deformaciones y los contrastes entre zonas sombrías y colores estridentes.

Álvaro Delgado participa en los primeros intentos de acabar con el academicismo —fue discípulo de Daniel Vázquez Díaz (1882-1969) e integrante de la
 Segunda
 
y más tarde de la
— y renovar el arte, acercándose a las nuevas formas de expresión sin romper por ello con la tradición.

En la década de los sesenta su estilo evoluciona hacia un expresionismo cada vez más exacerbado en el que las formas abstractas se han impuesto sobre las figurativas. Desarrolla una pintura gestual que compone a partir de trazos rápidos y espontáneos; sus manos actúan como vehículo de transmisión entre el pensamiento y la acción.

Sin embargo, pese a ser el expresionismo una constante en sus pinturas y en sus dibujos, definir su obra como tal sería limitarla en exceso, ya que en Álvaro Delgado se superponen diferentes estilos y lenguajes.

En Composición la materia cobra un protagonismo especial; juega con ella consiguiendo diversas texturas, desde licuada hasta pastosa, de manera que adquiere por sí misma un valor expresivo. Los trazos largos y continuos recorren toda la composición, mientras que las manchas de color construyen el espacio. Sus colores están sujetos a una gama regular, aunque el verde le permite ganar en intensidad y el blanco contribuye a dar luminosidad al conjunto.