Esteban Vicente

(Turégano, Segovia, 1903 – Nueva York, 2001)

Sin título

1981

carboncillo, pintura en spray, óleo, gouache y collage de papeles sobre lienzo

96,3 x 91,3 cm

Nº inv. 2320

Colección BBVA España


El color es fundamental en la obra de Esteban Vicente. A través de él nos muestra el sentimiento y la belleza de la vida, las claves de la humanidad y la naturaleza. La pincelada de Esteban Vicente es densa y marcada, y sus colores, opacos, adquieren un sinfín de tonalidades. Además es un gran maestro del
, que utiliza de manera habitual tanto en sus composiciones sobre papel como sobre lienzo.

En España forma parte del grupo de los artistas denominados “pintores poetas”, ya que su obra es un complemento plástico para la poesía de la Generación del 27. Es una pintura basada en el símbolo, el elemento rítmico y con una clara orientación hacia la expresión de lo bello.

Después de la guerra civil española marcha a Estados Unidos, donde permanecerá hasta su muerte. Allí entra en contacto con el
norteamericano, integrándose en el mismo y entablando una estrecha amistad con los miembros de la
.

La mezcla de su arte poético, el
y su gusto por el
y la obra de Juan Gris hacen posible el desarrollo de un estilo personal, a base de armonías cromáticas vibrantes apoyadas en estructuras aparentemente geométricas, sustentadas en una ordenación espacial firme.

Ya desde comienzos de los años cincuenta, el artista persigue dos caminos paralelos: la pintura y el
, aunque de hecho son dos caminos que se confunden. Como él mismo decía: “No pienso en el
como un medio independiente, limitado, sino simplemente como una forma de pintar”.

Recolecta papeles que conserva vírgenes por la fibra, la textura, la transparencia o la opacidad que ofrecen naturalmente, o sobre los que puede intervenir rapándolos para lograr un efecto aterciopelado, o tiñéndolos con la ayuda del
, como es el caso de esta obra.

Trabaja superponiendo los diferentes materiales como si de una estratigrafía se tratase, buscando crear una composición razonada, aunque a simple vista no lo parezca.

Aprovecha las cualidades que cada material le proporciona, adueñándose de los pliegues o las imperfecciones del papel para dar volumen a la obra. El azar no está presente en esta composición, y solo existiría si pudiese servir de propósito estético al artista.