Pintura melancólica que parece impregnar una húmeda atmósfera brumosa con sus grises y verdes. Las formas borrosas ocupan el lienzo con esa tonalidad de grises tan habitual en su obra, que aplica con una pincelada suelta, segura, ondulante y dotada de movimiento que no tiene nada de casual, sino que es producto de un elaborado proceso de creación. Geometrías de un paisaje casi cubista, en el que los planos y bordes lineales de las casas se funden en el monocromo del fondo que los rodea.
Importante nombre de la pintura gallega de posguerra que bordeó a veces la disolución de las formas en el límite de la abstracción, aunque sin perder las referencias al mundo tangible. Grandío centró su creación en la figura y la naturaleza muerta, sin por ello abandonar el paisaje.