Ajustada versión del natural, cargada de un lirismo poético y una visión idílica y evocadora del paisaje, de este artista danés que firma su obra como Harald Pryn, y que aquí muestra un camino nevado de Gelskov (Dinamarca) en un día soleado, instantánea muy habitual en la obra de este artista.

Sus paisajes captan habitualmente el efecto de la luminosidad en un momento preciso del día, en relación con las condiciones atmosféricas. Existe un estudio tonal de las gradaciones de la luz que dota a la composición de una profundidad y una calidad de contraste entre luces y sombras con resultados sorprendentes. La plasmación del efecto que produce la luz sobre la nieve resulta magistral. Aunque es un tipo de paisaje poco frecuente en la pintura contemporánea, en la que se representan habitualmente vistas de climas cálidos mediterráneos, la mayor parte de la obra de este artista reproduce su campiña nevada, quizás con el secreto deseo nacionalista de representar y ensalzar la belleza de su país, alejado de las corrientes extranjeras clásicas.

Este tipo de paisaje con connotaciones de lirismo y espiritualidad, acentuados por una luminosidad transparente y efectista, tienen sus predecesores en los paisajistas románticos del siglo XIX, concretamente en Caspar David Friedrich (1774-1840) y, posteriormente, en Jean-Baptiste Camille Corot (1796-1875), y sirvió de base al impresionismo de finales del siglo XIX, un estilo que se extenderá por toda Europa occidental adoptando características peculiares en cada país.