Este lienzo es un excelente ejemplo de la serie de "bodegones" que realizó a lo largo de 1986. Dotado de una fuerte carga expresionista, en su composición se vislumbra un singular post- que nos recuerda algunas obras de Francisco Bores (1898-1972) o de Pancho Cossío (1894-1970), aunque más humanizada que sus modelos. Aquí la rigidez geométrica ha dado paso a la presentación de objetos más cotidianos y domésticos -copas, botellas, cuchillos, platos, etc-, cuya presencia va más allá de la estricta realidad del objeto para adentrarse en un universo matérico y denso en el que los propios elementos cobran un nuevo sentido.

Su obra es una apasionada defensa de la práctica de la pintura, desde la figuración matérica de los años ochenta, a la que pertenece esta pintura, hasta sus obras más recientes, en las que utiliza como soporte figuras icónicas de la historia del arte sobre las que trabaja modificándolas e reinterpretándolas, mezclando la pintura al óleo con la fotografía y el grabado para lograr el efecto visual que busca.