Jesús Mari Lazkano

(Vergara, Guipúzcoa, 1960)

Two cities as one

1989

Serie Two cities as one

acrílico sobre lienzo y lámina de cinc

179,4 x 198,5 cm

Nº inv. 3423

Colección BBVA España



Autor fundamental del realismo vasco, su trabajo sorprende por su virtuosismo técnico y por el ambiente evocador que emana de sus lienzos. Su arte es, afirma, “un medio, no un fin, por el que aprehender el mundo de una manera nueva”, siendo su particular aportación una mirada objetiva pero no puramente imitativa: “mi intención reside en crear una tensión entre el signo y el referente, en crear un campo de apertura, en base a la ambigüedad entre el espacio representado y el espacio real”.

El tema de la arquitectura como espacio creado por el hombre será una constante en su obra y la reflexión teórica sobre esta cuestión se convertirá en núcleo de su pintura. Ya cuando se da a conocer, en la Muestra de Arte Joven de 1986, lo hace con una pieza que plasma series de elementos urbanos y arquitectónicos. A partir de entonces seguirá centrado en la representación del paisaje metropolitano e industrial, pero tenderá a escoger lugares que amenazan ruina, en una interpretación próxima a los principios románticos del siglo XIX.

La huella de las diversas ciudades que visita es fundamental en su producción. Cabe destacar el importante papel que juega Nueva York, lugar al que viaja entre 1989 y 1990 y que el pintor define como una “urbe fuera del tiempo, sin gente, desolada, lejana, como un documento de lo que alguna vez fue”. Partiendo de dicha impresión ejecuta la serie Two cities as one, a la que pertenece el cuadro que nos ocupa, magnífico ejemplo de su etapa neoyorquina.

En este caso reproduce una panorámica sobre el East River en la que aparecen los puentes de Manhattan, Williamsburg y Brooklyn, vista que desde siempre le ha causado una especial fascinación y que ha protagonizado varias de sus composiciones. Pero el artista no trabaja a partir del natural ni sobre fotografías actuales, sino a partir de la obra de los fotógrafos norteamericanos de los años treinta. Así, se reconoce deudor de las instantáneas recopiladas en el libro Changing New York (1939), de Berenice Abbott, y Cast-Iron Architecture in New York: A Photographic Survey (1974), en las que se basa para la creación de la enigmática panorámica. Este hecho es el que confiere a sus escenarios ese carácter misterioso, que se acentúa, además, por la ausencia total del ser humano y por la inclusión de un imponente marco de cinc construido por el propio autor. Lazkano comienza a introducir molduras monumentales como parte del paisaje pictórico tras su estancia en La Gran Manzana, transformándolas en un elemento esencial e indisociable de la tela. En ellas inserta pequeños elementos visuales y gráficos que completan la composición, convirtiendo sus piezas en auténticos retablos modernos.