Leopoldo Nóvoa

(Salcedo, Pontevedra, 1919 – Nogent-sur-Marne, Francia, 2012)

Sin título

1993

Serie Next time the fire

mixta sobre lienzo

200 x 200 cm

Nº inv. 4142

Colección BBVA España



En este cuadro nos encontramos frente a un muro infranqueable, en el que unas escaleras rotas nos hablan de la inexistencia de salida, idea reforzada por la presencia de una alambrada aterradora y esos cristales afilados que nos cierran el camino.

Este paisaje silencioso en un ejemplo perfecto del arte de Leopoldo Nóvoa. Su obra será una amalgama ordenada de ideas marcadas por sus múltiples viajes. Hijo de un diplomático uruguayo de ascendencia gallega, su vida se reparte entre varios países hasta 1965, fecha en la que se instala en París, donde desarrolla su carrera artística. De vocación literaria, realizará estudios de arquitectura, dedicándose finalmente a la pintura y la escultura.

Partiendo de la figuración, tras su paso por el expresionismo, desemboca finalmente en un 
conceptual, en el que resulta evidente su interés por el espacio, la luz y la materia. Se identifica de alguna manera con Lucio Fontana (1899-1968), aunque su principal influencia será el
de Joaquín Torres García (1874-1949) y la reflexión de Oteiza (1908-2003).

En sus cuadros, como esculturas, es evidente la influencia arquitectónica. Sus obras son volumétricas e irregulares. Consigue espacios al tensar la tela sobre elementos diversos, en un intento de “salir hacia fuera” que le proporciona relieves muy acusados, un juego de tensiones de impactantes luces y sombras. Será fundamental también en sus obras la materia, que casi se convierte en pigmento, creando superficies que desprenden una belleza misteriosa, que inducen al espectador a meditar sobre ella.

1979 será un año que marcará el arte de Leopoldo Nóvoa. Un incendio en su estudio de París destruye más de dos mil obras, convirtiendo su pasado en cenizas. A partir de entonces Nóvoa comienza a pintar sin cesar, la materia será aún más importante, sobre todo la ceniza que rescató del incendio, la cual mezcla con pigmento, convirtiéndose en su principal aliada, casi en una obsesión. La paleta de color se vuelve sobria y austera, reducida al blanco, negro y gris, pero sin perder esa compleja belleza a través de lo más simple.

Esta obra sin título pertenece a la serie Next time the fire, que realiza entre 1993 y 1998. Será la serie más conocida de Nóvoa, en la que reflexiona sobre la emancipación del hombre y las relaciones entre raza y religión, en base a los escritos de James Baldwin (1924-1987). También será fundamental la influencia del uruguayo Torres García (1874-1949), en la utilización de formas geométricas y primitivas organizadas. La serie refleja, por tanto, la situación decadente de la sociedad, de los miedos y amenazas del hombre ante un mundo frágil e incierto.

La obra recoge los principales fundamentos del estilo artístico de Nóvoa. Volumen y materia se aúnan para crear un escenario desolador, al igual que lo son las murallas fronterizas. Como en otras obras, hace uso de cordeles, en este caso para convertirlos en escaleras. Usa también trozos de cristal que coloca sobre el muro para evitar el paso. Un gran nudo negro de cenizas y alambre de espino nos habla de la tragedia de la atadura.