La técnica, con cierta dureza y sequedad en el tratamiento de la tela, hace pensar en algunas obras análogas de Francisco de Zurbarán (1598-1664) y, de hecho, así constaba en el momento de su adquisición en 1963, aunque esta atribución parece improbable. Resulta extraño el gran tamaño del cuello, que no se identifica con facilidad con moda alguna conocida. Es posible que el enigmático lienzo sea obra centroeuropea o quizás, como supuso Julián Gállego, francés provincial (borgoñón) de fines del XVII o del XVIII arcaizante. 

La corona sobre la mesa asegura la condición real de la santa. Nacida en 931 e hija de Rodolfo II, rey de Borgoña, Adelaida contrajo matrimonio a los diecisiete años con Lotario II, rey de Italia, logrando de este modo la paz entre ambos. Esta paz fue quebrantada a la muerte de su esposo por Berengario II, usurpador del trono italiano, que pretendió desposar a la viuda con su hijo Adalberto. Adelaida rechazó la proposición y fue encarcelada. Liberada con la complicidad de un monje llamado Martín, en 962 contrajo nuevas nupcias con Otón I, emperador de Alemania. Jugó un importante papel en la política de su tiempo, y ejerció la regencia durante la minoría de edad de su hijo Otón II y de su nieto Otón III. Al final de su vida se retiró al monasterio de Selz, en Alsacia, que ella había fundado, donde murió en 999. Su culto e iconografía son exclusivamente germánicos, y en el siglo XVIII se introdujeron en Francia.