Ricardo de Madrazo y Garreta

(Madrid, 1852 – 1917)

El contador de cuentos

1905

óleo sobre lienzo

62,2 x 86,4 cm

Nº inv. 5189

Colección BBVA España



Obra representativa de la dedicación orientalista de su autor, iniciada con su cuñado Mariano Fortuny (1838-1874) y continuada mu­cho después de su estancia en Ma­rruecos. Aunque el colorido y la ejecución ca­recen de la audacia del pintor catalán, pues se entona en una gama neutra en la que solo destacan retazos de rojo, amarillo y azul de algunas vestimentas, la obra acierta a captar los tipos y el ambiente norteafricanos. Cabe destacar el contraste entre el ambiente apagado del primer término y la luz que se desprende del fondo de la composición, en donde el sol concentra los últimos rayos del día.

Fechada en 1905, el artista la ejecutó mucho después de su estancia en Marruecos (1877), a partir de los apuntes que tomó en dicho viaje. Aunque este lienzo aparecía en los inventarios con el título de El predicador, la quietud de la escena, el instrumento musical que lleva el personaje central y la atención con que escuchan los que le rodean, exenta de fervor religioso —como se muestra en la posición del niño del primer término—, obligan a pensar que se trata de un contador de cuentos, motivo utilizado por otros pintores orientalistas con composición parecida.

La escena se desarrolla en el recinto de un pequeño cementerio a las afueras de una ciudad costera, donde un recitador con un
se dirige a una treintena de árabes de todas las edades sentados en semicírculo a su alrededor.

Dos de los oyentes sostienen largas espingardas ornamentadas con bandas de plata y otro una sibha de treinta y tres cuentas para recitar los noventa y nueve nombres de Alá. Al fondo de la composición una pareja de mujeres, con sus kaftanes, se mantiene alejada del grupo. La vegetación es de agaves, flores silvestres y matojos. Al fondo de la composición, una comitiva de camellos se dirige a la ciudad junto al mar, en la que se alzan tres minaretes.