Emilio Ortiz

(Ciudad de México, 1936 – 1988)

Sequenza con personaje femenino

1980

óleo sobre lienzo

85 x 110 cm

Nº inv. CCB414

Colección BBVA México



Puede que Emilio Ortiz, melómano y matemático, se inspirara en la estructura espiral del caparazón de algunos moluscos, como el nautilus, para esta sequenza a la que confiere regusto medieval en el soporte apergaminado; la cofia aterciopelada del personaje femenino alude a la proporción áurea, añadiendo una nota humorística en la proliferación gatuna. La palabra sequenza es sinónima de orden, sucesión o serie. En la ciencia, la “sequenza de Fibonacci”, descrita en el siglo XIII por el matemático italiano Leonardo de Pisa, alias Fibonacci, propone una espiral áurea que se genera dibujando arcos circulares según un patrón matemático. El dispositivo se halla en infinitas configuraciones biológicas: ramas de árbol, flores de alcachofas y girasoles o piñas de las coníferas. La sequenza de Fibonacci repercutió en las nuevas estructuras musicales del rumano Bela Bartok y del francés Olivier Messiaen, así como en una serie homónima de composiciones de Luciano Berio.

Esta insólita Madonna, envuelta en silencio y rodeada de gatos dispuestos según un estricto orden exponencial, es parte de una serie de obras afines en las que Emilio Ortiz destila la línea con la parsimonia de un miniaturista.