Roberto Rébora

(Guadalajara, Jalisco, 1963)

Las Orozco

1996

temple sobre lienzo

201 x 191 cm

Nº inv. CFB036

Colección BBVA México



No deja duda acerca del talento de su autor este lienzo de Roberto Rébora, admirador incondicional del muralista José Clemente Orozco (1883-1949). Con este patronímico se alude en realidad a un asunto personal, una disputa familiar en torno a la herencia del padre del artista, de apellido Rébora Orozco (sin parentesco con el muralista). Las tres mujeres, que aparecen en ronda festiva −a la izquierda, la fea, a la derecha, la tonta y en el centro, sin rostro, la falsa−, representan a sus tías Rébora Orozco, cuya relación con el sobrino se desvirtuó a raíz de dicha circunstancia.

Este temple recopila los procesos de Rébora, desde la trama temática (familia, fraternidad, sororidad) y la exquisitez técnica hasta la urdimbre compositiva que ha ido elaborando, insumiso a las tendencias imperantes. La especie de sardana o danza provenzal que hace levitar a las tres figuras femeninas halla correspondencia en su inconfundible factura. El trazo difuso y abocetado confiere al cuadro una estructura dibujística, lo anima una calidad adrede inacabada, que impulsa al ojo a traspasar las veladuras para abandonarse a una sensación plástica inmediata. La superficie del cuadro opera como espacio de tensiones simultáneas entre planos: el trío de figuras saltarinas se enrosca en un círculo que connota algarabía y complicidad, mientras que el fondo se cuadricula en líneas asimétricas y ángulos de poliedro. Las pinceladas transparentes de verde, rojo, amarillo y azul diluidos proporcionan los trémulos ejes de un orden casi caligráfico, en el que el súbito movimiento de la mano logra retener la emoción del instante.

Figuras complicadas, de movimientos fugaces y que parecen fundirse con la luz caracterizan una producción que interpela la capacidad deductiva del espectador. Si bien Rébora trascendió la influencia originaria de José Clemente Orozco, todavía se percibe en este temple la impronta de su coterráneo, sobre todo en la etapa de interiores con prostitutas, y, por qué no, la reminiscencia del veterano Matisse (1869-1954) de La danza.