Joaquín Torres-García

(Montevideo, 1874 – 1949)

Bodegón con candil

1943

óleo sobre cartón montado sobre lienzo

52,5 x 80 cm

Nº inv. CX00048

Colección BBVA España



Joaquín Torres-García es una figura fundamental de la vanguardia del siglo XX tanto en Europa como en Latinoamérica. Inventor de un lenguaje novedoso y difícilmente clasificable en una única corriente, su quehacer asimila las lecciones aprehendidas de los principales movimientos de la época. En este contexto, sus piezas se sitúan entre los planteamientos del
y del
, de los que aporta una interpretación innovadora al combinar los conceptos de abstracción y figuración. Mediante su trabajo aspira a la creación de un arte universal, simplificado geométricamente, sin renunciar a la representación - en clave esquemática - de la realidad que le rodea.

A lo largo de su trayectoria el bodegón tiene un papel muy relevante. Desde los inicios en Barcelona en 1892 hasta su última etapa en Uruguay el artista ejecuta más de doscientos cuadros enmarcables dentro de esta temática. Los primeros lienzos responden a una visión naturalista y clásica de la pintura figurativa. En la década de 1920, siguiendo las tendencias del
sintético, la apariencia de los objetos se va descomponiendo, los detalles se desvanecen y el espacio se deconstruye. Es en los años treinta cuando las composiciones aparecen fragmentadas en retículas configuradas por líneas verticales y horizontales en las que incluye dibujos frontales simplificados de elementos como fruteros, copas, botellas, tazas y alimentos. A partir de 1940 abandona la compartimentación espacial, tal y como muestra Bodegón con candil, en el que se observa un retorno a la representación de un espacio tridimensional, manteniendo al mismo tiempo un alto grado de pureza y esquematización formal.

Esta obra hace patente el interés de Torres-García por las creaciones cubistas, de las que toma la reducción de los perfiles y el uso de una tonalidad neutra. El conjunto de objetos, entre los que destacan un libro y un candil, se ubica en un espacio estructurado en planos cromáticos siguiendo una geometría ortogonal. El óleo, de excelente calidad compositiva y buen ejemplo de su último periodo pictórico, manifiesta cómo en su obra los aspectos formales predominan frente a las cuestiones relacionadas con el color.