Este es un maravilloso ejemplo de la pintura de un Tàpies ya consolidado. La es una constante en la obra del catalán desde sus inicios en el , apoyados, fuera del ámbito nacional, por la neoyorkina Martha Jackson, de cuya galería proviene esta pieza.

En esta obra el artista trata la masa pictórica como una base firme, de textura arenosa, sobre la que realizar profundos surcos. Nos recuerda a los llamados “muros” de Tàpies, piezas de contundente presencia en su obra en las que la materia tiene un papel protagonista, imponiéndose sobre la forma y el color, que quedan reducidos en esta pieza a cinco trazos escogidos y un gris monocromo.

Podría establecerse un paralelismo entre esta obra y Enveloppe, también de la Colección BBVA: dispuesto en sentido horizontal, el presente cuadro admite una nueva lectura, siendo interpretado como un sobre. Al cambiar la orientación, el artista trastoca el significado para convertir la pieza en una abstracción de líneas elementales que, de manera subyacente, parece jugar con uno de los objetos-arquetipo tan habituales en su obra.