Anónimo italiano

Bodegón del tapete rojo, con esfera armilar y vasijas lujosas, en un rico escenario arquitectónico [Alegoría del tiempo]

siglo XVII

óleo sobre lienzo

91,4 x 129,1 cm

Nº inv. P00131

Colección BBVA España


Esta obra, que forma pareja con el Bodegón de tapete oriental..., de medidas similares, constaba en los inventarios del banco como de Antonio Pereda, hasta que Alfonso E. Pérez Sánchez la estudió en profundidad. Aunque se trate de una pareja ―fruto quizás de la colaboración de dos artistas― las obras son de distinta mano, y su concepción espacial y decorativa lo subraya. La atribuida al pintor francés Jacques Hupin (activo a mediados del siglo XVII) representa los objetos en un primer término ―inundando la superficie del tapete―, mientras que en este caso la superficie del cuadro la ocupa el ambiente arquitectónico que rodea al bodegón, al que se destina una pequeña parte del espacio.

Pérez Sánchez la ponía en relación con el pintor lombardo Giovanni Battista Salvi (1609-1685), o con el artista romano Gian Domenico Valentino (1661-1681), por la similitud en la composición arquitectónica y los ricos cortinajes y tapetes, aunque señalando también su cercanía a las composiciones de los artistas franceses influidos por la pintura de Bérgamo.

En 2011 salió en subasta pública una obra de formato más reducido, atribuida a Carlo Maniere (activo en Roma, 1662-1700), en la que se representa solo una mesa cubierta por un tapete rojo, sobre el que se dispone un bodegón de frutas muy similar al que nos ocupa. El hecho de que el paño representado sea el mismo y la similitud en los pliegues y, sobre todo, en los detalles del acabado de los flecos, abren una nueva vía de investigación. Lo que parece claro es que habría que añadir su nombre como posible autor de esta obra.

Por otra parte, el que pueda existir una “pareja” de bodegones de diferente mano no resulta tan extraño, pues cabe que ambos artistas coincidieran en Italia y realizaran composiciones de medidas similares que luego acabarían siendo vendidas como pareja.

La representación de elementos de la vida cotidiana en las naturalezas muertas o bodegones era habitual en la pintura del siglo XVII. Aunque en algunos casos parezcan ejercicios de composición, en otros se percibe claramente que existe un significado oculto. Algunos de los objetos aquí representados simbolizan el conocimiento y la ciencia: la
, los libros, la estatua de Atenea ―la diosa griega del conocimiento―; mientras que otros nos hablan del lujo y los placeres mundanos, representados mediante la vajilla y el espacio arquitectónico. Pero en este caso el artista va más allá, ya que a través de la vela que acaba de extinguirse reflexiona sobre la fugacidad de lo mundano. Así pues, nos encontramos ante una alegoría del tiempo.