Compañero de Bodegón en un paisaje (granadas), es obra importante en la producción del artista, también conocido como Tomás Hiepes, muy bien conservada y desconocida hasta 2001, fecha en que fue identificada por Alfonso E. Pérez Sánchez.

Para afianzar el mensaje cristiano derivado de la Contrarreforma, cobró importancia la inclusión en las composiciones de elementos que con su simbología reforzaban el sentido de la imagen. Para el profano resultaba atrayente a la vista, y para el iniciado la lectura de los objetos representados permitía ir más allá de lo evidente.

El conjunto de todos los elementos incluidos en la escena puede sugerirnos la redención de las almas. La primera pareja, Adán y Eva, simbolizados en las frutas a la izquierda de la composición, cometen el pecado original desobedeciendo a Dios al comer el fruto del árbol prohibido, condenando así a la humanidad. Sin embargo, con la venida del Mesías, Jesucristo, con su Pasión y muerte simbolizadas en las espinas a la izquierda y la vid a la derecha, se redimen las almas. Asimismo, Jesús trae consigo la fundación de una nueva Iglesia fecunda y próspera (la sandía y el maíz), en contraposición a la Sinagoga (la rama de higuera caída), como instrumento primordial para alcanzar la salvación al final de los tiempos, en la Jerusalén celeste.

Cabe destacar la presencia en la composición de las mencionadas mazorcas de maíz, por no ser estas habituales en los bodegones españoles, ya que su cultivo se introduce en la Península muy avanzado el siglo XVI.

El fondo de paisaje adquiere en este lienzo mayor relevancia que en su compañero, gracias al desarrollo de una vista arquitectónica. Este tipo de bodegones, frecuentes en la pintura napolitana, fueron modelo en la pintura valenciana del XVIII.