Manuel Picolo y López

(Murcia, 1851 – 1913)

Obras del autor

XIX-XX Español

Nace en Murcia en 1851 en el seno de una familia acomodada. Ya con once años muestra su habilidad como delineante. No conocemos datos sobre los estudios realizados, pero sabemos que, cuando, en 1872, obtiene una beca de la Diputación de Murcia para estudiar en París, esta concesión es cuestionada en el ambiente artístico, por estimar que carecía del aprendizaje previo necesario. Por este motivo, en 1873 decide desplazarse a Madrid para ampliar su formación antes de disfrutar del pensionado.

En la capital descubre los principales museos y salas de exposiciones, que jugarán un papel fundamental en su formación artística. Se matricula en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, aunque no asiste a las clases con asiduidad; prefiere visitar el Museo del Prado y aprender directamente de los grandes maestros, sobre todo de Goya.

En 1876 disfruta de su pensionado en París y en 1877 se instala de nuevo en Madrid para continuar su formación artística. Se introduce en el mundo de la ilustración gráfica, elaborando dibujos de extraordinaria calidad. Durante varios años trabaja incansablemente entre Madrid y Murcia. Su obra empieza a ser conocida en el ambiente cultural de su ciudad natal, donde recibe diversos encargos. Uno de los más destacados es la realización de los murales para decorar los techos de los salones del Casino, de los que sólo se conservan los del Salón de Baile, y en los que ya se percibe su talento. Otros encargos significativos serían un retrato del rey Alfonso XII para el Salón de Actos del Instituto Provincial y otro de la reina María Cristina, que se conserva en la Diputación Provincial. Ambos denotan una importante evolución en su desarrollo artístico.

En 1880 se instala definitivamente en Madrid. Ese mismo año comienza a colaborar como dibujante en el semanario La Ilustración Española y Americana, actividad que se intensificará a partir de ese momento. Un año después participa, por primera vez, en la
con el cuadro titulado Canciones militares. No consigue ningún premio, pero sí una valoración muy positiva por parte de la crítica, y la obra es adquirida por el embajador de Portugal.

En 1885 viaja de nuevo a París. Para entonces ya es un gran especialista en pintura narrativa, muy influenciado por Goya y el costumbrismo. Se desconoce el tiempo que permanece en la ciudad del Sena, pero es probable que visitara los estudios de los artistas españoles afincados allí, como Raimundo de Madrazo (1841-1920), cuyo influjo se aprecia en su producción.

A lo largo de esta etapa, Picolo comienza a cultivar una pintura en la que, por encima de la plasmación fiel de los hechos, predominan la carga psicológica y la representación de la vida diaria. Sus escenas militares se convierten en alegorías de los problemas o sucesos cotidianos, y lo mismo ocurre con los episodios de carácter histórico. En todas sus obras queda patente su deseo de articular una cuidada narrativa; lo logra mediante un realismo meticuloso, que aporta veracidad. En este aspecto, y sobre todo desde el punto de vista compositivo, está muy influido por Mariano Fortuny (1838-1874) y sus batallas de Marruecos.

En 1887 presenta el lienzo Batalla de Villalar en la
, consiguiendo un Certificado de Honor. A partir de este momento se incrementa su presencia en los círculos artísticos madrileños, hecho que no le impide seguir vinculado a su Murcia natal. En 1892 se presenta por última vez a la Nacional con el cuadro Las fiestas de Baco, que es premiado con una Medalla de Tercera Clase, éxito que supone la consolidación de su prestigio.

No tenemos documentación acerca de sus movimientos personales durante la última década de su vida, pero sí sobre sus numerosos trabajos como ilustrador en las publicaciones más destacadas de la época. Esta actividad le brinda la oportunidad de obtener diversos premios y aumentar su fama, convirtiéndose en la herramienta que le permite vivir cómodamente hasta su fallecimiento en 1913.