Pere Pruna

(Barcelona, 1904 − 1977)

La florista

1972

óleo sobre lienzo

92 x 73 cm

Nº inv. CX00041

Colección BBVA España


En los años setenta, ya cerca el final de su vida, Pruna pinta impulsado por una necesidad vital. En una carta a su hija Isabel declara su intención de pintar hasta sus últimos días, como habían hecho los grandes artistas del pasado: “cuentan que Tiziano pintaba a los ochenta años con el mismo frescor y entusiasmo de siempre”. Pese al cansancio que ya notaba y reconocía, no dejó de exponer, y en 1972 presentó una muestra en Japón y otra en la Sala Parés, en la que mostraba esta obra titulada La florista.

En sus cuadros de esa época, las figuras femeninas se caracterizan por un movimiento pausado, detenidas con elegancia en una postura determinada. Así sucede con la protagonista de este lienzo: alza el brazo derecho hacia las flores que vende, que a su vez la rodean en una profusión de color de alto sentido decorativo. Apreciamos la influencia de los relieves griegos −relacionada posiblemente con la ausencia de profundidad en sus composiciones de estos últimos años−, así como la de las estampas japonesas, en las que se inspirará para realizar algunos de sus dibujos. Esta obra es buena muestra de la última etapa del artista, en la que adquiere gran fuerza el cromatismo, así como diferentes técnicas de dibujo −gouaches, acuarelas, ceras−,  más habituales que los óleos en los últimos años de su vida.

Pere Pruna morirá cinco años después de pintar este lienzo, dejándonos como herencia una mirada calmada hacia lo bello que perdura a través de sus lienzos y dibujos.